La confirmación implica ungir con aceite que imprime un sello espiritual.
El candidato a la confirmación debe profesar la fe, estar en estado de gracia, tener la intención de recibir el sacramento y estar listo para servir como discípulo y testigo del Señor Jesucristo.
La preparación para la confirmación debe incluir un período de catequesis sobre el Espíritu Santo y el significado de los dones del Espíritu. Este tiempo de preparación también debería ayudar a despertar en los confirmandos un sentido de pertenencia a la iglesia universal y a la parroquia local. Debería ayudarles a reflexionar sobre el privilegio de usar sus dones y talentos para el Señor.
La unción con el crisma en la confirmación consagra a uno totalmente a Cristo. Significa una participación plena en la misión de Jesús. Dada la plenitud del Espíritu, los confirmados pueden ahora exudar en palabras y obras "el aroma de Cristo".
Esta unción marca al cristiano con el sello del Espíritu Santo. Un sello designa a una persona como perteneciente a otra, en este caso a Cristo Jesús como pertenecía a su Padre. La confirmación marca al cristiano como perteneciente totalmente a Cristo, para ser su servidor del evangelio para siempre.